Cinco días después del comienzo de las negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia para solucionar el conflicto fronterizo derivado de las últimas prospecciones mineras rusas, las posiciones de ambos bandos no se han movido ni un milímetro. La presidenta de la Federación Rusa, Irina Siripovna, mantiene su derecho a explotar los nuevos yacimientos petrolíferos hallados por científicos rusos en las proximidades de la barrera de hielo Amery, mientras la delegación norteamericana acusa a Rusia de violar con esta iniciativa el Tratado Antártico de 1959. Rusia por su parte acusa a Estados Unidos de haber incumplido sistemáticamente las condiciones de dicho tratado con sus explotaciones mineras de Wilkes Land, donde la compañía Ross ha invertido una ingente cantidad de esfuerzo en los últimos seis años para la extracción de oro y plata.

La comunidad internacional asiste indiferente a este conflicto de intereses, consciente de que en la carrera por explotar los recursos antárticos ya no hay sitio para más contendientes. Tanto Europa como la Unión Latinoamericana han apostado en la última década por la explotación de yacimientos mineros en el cinturón de asteroides como una alternativa rentable a la minería terrestre.